Ficha de Raido Nagano.

Lo ultimo que había visto, fue su fusil salir disparado con gran fuerza lejos de sus manos, el suelo como se alejaba bastantes metros de su cuerpo y las esquirlas impactando en el causándole un dolor que lo dejo aturdido por unos minutos.
Cuando volvió en si, pudo ver la gran capa de fuego que se regaba por cada esquina de Ishbal, como una cortina de humo oscurecía el cielo escondiendo toda su belleza. Su cuerpo yacía tendido sobre un charco de sangre, el dolor abdominal era insufrible, pero no podía quedarse en aquel lugar, pero ¿Donde iría? ¿Mas bien donde estaba? ¿Que hacia en ese infierno? Muchas preguntas mas cruzaban por su cabeza, pero la mas importante era ¿Quien demonios era? Pregunta que hubiera respondido de haber llevado su uniforme, pero que por un extraño motivo antes se lo habia quitado.

Sus manos comenzaron a arrastrarse lentamente dejando una estela de sangre regada tras de si, su cuerpo parecía que pesara una tonelada y los pocos metros que habia logrado avanzar parecían kilómetros. Poco a poco sus fuerzas fueron menguando, sus parpados se volvían insostenibles quedando inconsciente.

Los soldados de Asmetris ya se habían marchado, su trabajo había terminado y soldado que no encontraban era considerado "muerto en acción" suponiendo que habían sido calcinados o simplemente sepultados bajo las ruinas de los edificios de la Ciudad de Ishbal.

Horas después, con la luz del nuevo amanecer y con muchos focos de incendio ya vueltos nada, la ciudad adquiría un tono bastante desalentador, cientos de cadaveres estaban regados por donde se mirara, la tierra se había teñido de rojo, el mismo color que poseían sus ojos y los ecos del silencio solo ayudaban a crear un ambiente mas lúgubre

-Tokuchi, mira, parece que alguien logro sobrevivir- Dijo una mujer de unos 50 años de edad, bastante bien mantenida. Vestía un traje bastante suelto, al parecer buscando capear el calor que acaecía sobre la ciudad incrementada por el suelo ardiente que hacia unas horas había sido Ishbal.

-Sera mejor que lo saquemos de acá, si los militares de Asmetris lo encuentran, sera su fin. No puedo entender Mi Lady, como fueron capaces de cometer tal masacre. - Respondió un joven bastante fornido y de alrededor de 1.90 mt de altura, de cabello oscuro como la noche y una cara que parecía sacada de un Pitbull.

El joven soldado emitía gemidos de dolor ante la fiebre que se había apoderado de el, tampoco el calor de la zona ayudaba mucho, pero de no ser por la fiebre que ocasionaba esos gemidos, no habría sido posible dar con el.

La mujer se puso frente al herido y este pudo ver su rostro antes de volver a quedar inconciente. Su proximo destino, seria las lejanas tierras de Xiang.

Cuando volvió a abrir los ojos se encontró con un entorno totalmente diferente, aunque a decir verdad poco y nada recordaba. su cuerpo permanecía tendido sobre una cómoda cama a ras de piso, la luz se colaba por el espacio que había dejado la puerta al quedar entre abierta y un dulce sonido llegaba a sus oídos.

Se puso rápidamente de pie, su pelo había crecido un montón tanto así que con un pedazo de tela se hizo una coleta para que no le incomodase, sus pies al hacer contacto físico con el suelo le trasmitieron un cierto cosquilleo que rápidamente se vio apagado por el escalofrió que sintió al sentir que alguien se acercaba.

La puerta se abrió suavemente y dejo ver a una mujer con Kimono, sin duda alguna tenia que ser la que había visto hacia un tiempo, pero de la cual desconocía su nombre.

Tomoyo Nagano resultaba ser viuda de un Samurai bastante respetado en el pueblo, era su salvadora y el joven sin identidad le estaría eternamente agradecido por haberlo sacado de ese infierno, ella le contó que de o haber sido por su intervención, ahora el habría estado muerto, también le revelo que la forma en que había sido salvado había sido mediante el injerto de una piedra color carmesí que era llamada piedra filosofal, alojada dentro de su corazón, lo que lo convertía en un Homúnculo con habilidades únicas y superiores a las de un humano. Raido no tuvo mas que aceptar su situación, después de todo le habían dado una nueva vida y los esfuerzos de la vieja por traerlo de vuelta no los habría hecho cualquier persona.

Los años fueron pasando y aquel hombre sin memoria, sin recuerdos...sin nombre fue rebautizado como Raido Nagano, siendo reconocido como parte de la Familia Nagano. Tomoyo comenzó a adiestrarlo en el arte Samurai haciendo de Raido un gran espadachín reconocido en el pueblo y sus cercanías, pero a pesar de ser tan conocido por el lugar, para si mismo era un extraño y vivía en constante lucha por saber quien era y cual era su pasado.

Tiempo mas tarde emprendió camino por el continente en busca de su pasado con al aprobación de Tomoyo, siempre cargando con la frase que esta le había dicho "Tu hogar siempre estara donde estan los que te quieren, nunca lo olvides mi pequeño Raido" .